Cuando leemos el titulo de esta columna, o vemos marchar a las feministas con letreros amarillos con esta frase o lo vemos en las mochilas de las chicas que se sienten feministas y que se atreven a usarlo, pensamos automáticamente en que es un tanto obvio; "por supuesto que nuestro cuerpo es nuestro! de quién más va a ser..."
Sin embargo, no hay que obviar lo obvio y por lo tanto es que he pensado en tocar este tema que es una de las bases para emanciparse de esta sociedad machista patriarcal. Asumir que nuestro cuerpo es nuestro y no de los otros.
Cuando eres hombre, tu cuerpo es tuyo, caminas por la calles y rara vez una chica se atreve a decirte un piropo que generalmente suele ser suave, y dentro de ti sabes, que difícilmente esa chica podrá agredirte y maltratarte para luego abusar de ti sexualmente. Tienes que ser un niño para que esto suceda. En GENERAL los hombres saben que son dueños de sus cuerpos
Cuando eres mujer, te viste pensando en que no es una buena idea mostrar mucho los pechos o usar esa falda que te fascina porque es muy corta, te preocupa que te vayan a dar el "agarrón" en el transporte publico o a mitad de la calle, y si sucede nadie te defiende porque te lo merecías por andar provocando a los hombres. Otras veces te embarazas y en realidad no lo deseabas, querías abortar pero tu pareja y tu familia, e incluso la misma sociedad te presiona para que no lo hagas y deciden sobre tu maternidad dejando de lado tu opción. Cuando tienes a tu hijo sientes un rechazo al amamantamiento y deseas darle "relleno" a tu hijo, pero en el hospital o la clínica las enfermeras te obligan a amantar y cuando la gente te ve te dice mala madre y usan la excusa del "apego" cuando en realidad no tienen idea sobre lo que realmente es y cómo funciona. En GENERAL las mujeres aun no se dan cuenta que son dueñas de sus cuerpos y que nadie puede decidir sobre él.
El proceso de aceptar que nuestro cuerpo es nuestro es un proceso complejo. La sociedad no lo acepta, te dicen cosas hirientes y te vas dando cuenta que no encajas por querer proclamar soberanía sobre todo aquello que tiene piel. Pero no todo es tan malo.
Cuando comienzas a hacer oídos sordos, cuando comienzas a experimentar la sensación de empoderamiento de lo que por derecho natural es tuyo eres capaz de tomar muchísimas más decisiones. Sales a la calle y defiendes tu cuerpo, decides sobre tu maternidad, decides sobre cómo alimentar a tu hijo, decides con quien y como hacer el amor o tener sexo.
PERO NO TODO ES FÁCIL! Como el cuerpo es tuyo, como nadie más tiene poder sobre él más que tú debes cuidarlo. Puedes hacer el amor con quien se te de la gana y cuantas veces quieras, pero siempre cuidando tu cuerpo, es decir, la prevención de enfermedades de transmisión sexual (ETS) y la prevención de embarazos no deseados van de la mano con el cuidado y valor que le entregas al cuerpo. Una enfermedad venérea jamás sana, sólo se controla, un embarazo no deseado y la decisión de abortar cuando aun no haz formado un verdadero concepto de "mi cuerpo es mio" puede ser traumático debido a que seguirás escuchando los comentarios de la sociedad sobre tu emancipación. También debes cuidar tu alimentación (no se trata de ser gorda o flaca, esos son patrones europatriarcales) o cuidar tu sistema hormonal, entre otros. Eso quiere decir, no abusar de muchas cosas que pueden perjudicarte a la larga.
Además y paralelamente, cuando cuidas tu cuerpo y logras hacer soberanía en él NO quiere decir que puedas agredir otros cuerpos. No quiere decir que puedas abusar de aquellos que caminan por la calle e intimidarlos, que obligue a personas a no ser autónomas de lo que por derecho le pertenece, ya que es un proceso largo y doloroso y jamás debes olvidar eso. Cada una es libre de elegir el camino que desee, orientándola y recomendando esta aventura de poseer lo que es nuestro pero la decisión final es del que escucha. UNA OBLIGACIÓN SERÍA AGREDIR COMO TE AGREDIERON A TI
Me salta una duda al leer éste artículo, pues lo culminas, con un enunciado que me hace pensar en dos posturas:
ResponderEliminar1) Irme diente por diente.
2) La autodenfesa.
¡Venga! que considero que no es lo mismo, ya que, una reacción ante cierta conducta de agresión, sería irse a por el "diente por diente" -que viene siendo, "acción y reacción", frente a los diferentes contextos situacionales en los que nos podemos ver involucradas-, pero hay que considerar que en dicho acto no existe una premeditación, mientras que cuando hablamos de "autodefensa", sí la hay, es cosa de fijarse en los casos de violencia sexual en los que hemos conocido a mujeres que han salvados sus vidas -el más conocido, el caso de Karina, quién gano una batalla judicial que duró casi 3 años-. Y cuando hablo de autodefensa, digo que sí hay meditación, en medio del caos que implica la situación, puesto que, muchas veces cuando las mujeres -hablo en tercera persona, sin "considerarme", pues jamás he vivido una situación así- se ven enlazadas en este callejón sin salida que significa la violencia en la pareja -considerando los arquetipos de "pareja feliz" que nos vende la publicidad y el sistema-, se petrifican al no creer lo que les acontece, y luego se varios "remezones", si despiertan a tiempo, actúan.
Por otro lado, y aludiendo a la consigna con la que aunas las ideas y desarrollas el artículo... ¡he dado por perdida la "re-educación" con personas no contemporáneas conmigo! Pues, ya no se les va a sacar del molde al que están ancladas. Para mi, son seres no conscientes de su genealogía y de su historia, más que dormidos, son seres vivos que no viven, que no se viven. Es muy difícil lograr que una mujer de 50 y pico, de 60 y pico, después de vivir toda una vida insertas en un molde opresor, usurpador y violento, tomen consciencia y se empoderen de sus cuerpos, de sus vidas. La labor que nos queda es entregar buenas herramientas a las generaciones venideras; a nuestros futuros hijos -si es que (...)-, a unos sobrinos, a nuestros niños. Para que desde pequeños sean autónomos y empoderados.
Con cariño,
Valeria.
Es increíble pensar de que alguna vez hace muchísimos años yo no podía decir que mi cuerpo era mío. En esos años de pubertad, inseguridad y machismo. Aún a mis 22 y en un contexto diferente al de ese entonces, veo como algunos pensamientos machistas siguen existiendo en mi cabeza. Es como una ETS! Felizmente he notado de que cada vez que pongo a un hombre en una situación en la que la mujer sería juzgada y utilizada como objeto, las cosas se vuelven tan claras! Claro que somos dueñas de nuestros cuerpos, todos los son, hombres, mujeres y niños. Aunque no comparto la idea de hacer lo que te hicieron a ti, pues no me gustaría rebajarme al nivel de aquellos trogloditas.
ResponderEliminarMe gustó mucho tu post :)
Saludos desde Suecia
San