domingo, 14 de diciembre de 2014

Amores Libres

"Quiero un príncipe azul"
"Si no te celan no te quieren" 
"Quien te quiere te aporrea" 

Estas son una de las tantas de las típicas frases que escuchamos cuando estamos creciendo... prácticamente, si no las escuchaste o si tus amigos no las mencionaron, considérate afortunadx. 
Estas frases no son, ni más ni menos, socio construcciones que aportan a las relaciones amorosas patriarcales que justifican reacciones agresivas y posesivas, tanto en hombres como mujeres. 
Cuando eramos pequeños, tus compañeros te pegaban y significaba que les gustabas. Era un clásico escuchar a tus compañeritos e incluso a tus profesores "quien te quiere te aporrea". Lo más gracioso es que te lo creías y lo reproducias con todos lxs compañeritxs que te gustaban.
Después crecías, te desarrollabas, dabas tu primer beso y lo escribías en tu diario de vida y guardabas el recuerdo de ese momento como uno de los más especiales. Sin embargo, si después esa persona con la que dabas tu primer beso, no se acercaba tanto o se relacionaba con más personas que tú sentías que te estaba dejando de lado, que no eras atractiva para el/la. Tenías CELOS.
Pololeabas, pinchabas, andabas, te gustaba alguien, y sentías celos y tu pareja tenia celos de tus amistades, te recordaba que era tu pareja, que les debías respeto y que les debías tu tiempo libre y tú hacías lo mismo.
Imagen creada por Jerónima Monroe.
Después, te quejabas con tus amiguitos y amiguitas de esto, y siempre, a lo menos una vez en tu vida escuchaste "mira, es mejor que sea así, porque si te hace celos es porque te quiere, sería más fome que no lo hiciera". Y lo más gracioso es que tu también te lo creías y tratabas de autoconvencerte de que realmente era así, que te querían y por eso te exigían todas las horas de tu tiempo libre.

Hoy, ya grandes en el caso de las que ya vivimos esta etapa, las que tenemos la revolución de la cabeza casi completa -o por lo menos ya nos sentimos más emancipadas que antes-, a aquellas que leen esto y sonríen al darse cuenta de que realmente les pasó. Hoy, a todas nosotras que vivimos parte del dominio patriarcal a través del amor, hemos sido testigos o protagonistas que muchas de las frases que escuchamos cuando niñas o cuando adolescentes hoy las vemos reproducidas en las relaciones adultas.
Justificamos los celos y lo peor de todo los naturalizamos. Las cadenas patriarcales que tienen escrito en sus eslabones la palabra "amor" nos hace ruido, nos ensordece y nos duele cada vez que intentamos liberarnos. Nos enseñaron, a hombres, mujeres y a todos los miembros de la comunidad, a no permanecer solos, a poner al amor y la economía al centro de nuestras vidas y a sufrir por ellas.
Aguantamos los celos, nos aguantan los celos todo con tal de no perder a la persona que está al lado de nosotros caminando, ya que no somos capaces de verlo como lo que es: un/a compañerx que está contigo por el simple hecho de verte sonreír, porque no firmó un contrato que lx hace tu dueñx y viceversa, el que se regocija de verte libre a tu propia manera. Al contrario, vemos a esa persona que nos eligió libremente como parte de nuestra propiedad, como si fuera nuestrx, como si nosotrxs supiéramos a ciencia cierta la solución para su felicidad, esa que tiene tatuado nuestro nombre. Nos transformamos en carceleros amorosos y nuestra parejas también lo son. Nos olvidamos del compañerismo, de ese placer extraño que sentías al verlx volar con sus propias alas, libre como en realidad es.
Agredir a las parejas y/o dejarse agredir por ellas, justificar la violencia dentro de las relaciones amorosas y afectivas, no es algo que apareció de la nada. No lo aprendimos de la televisión, no lo aprendimos de las revistas, lo aprendimos con el refuerzo cultural que aprendimos cuando niñas. Si no nos pegaba el compañerito que te gustaba, si no te perseguía por todo el patio del colegio para tirarte una pelota de papel en la cabeza, si tu no le mandabas el "wate" o el "cachamal" no había forma de saber si realmente le gustabas o de entregarle tu amor. Hoy no nos tiran la pelota de papel, nos tiran el zapato, hoy si te pegan el "cachamal" viene acompañado de un puñete y una razón de algo que hiciste mal. Hoy nos persiguen por el patio de la casa gritando palabrotas y nosotras ya no nos reímos mientras corrimos, lloramos suplicando piedad y pidiendo a los cielos que por favor no te pille. 
Después de la paliza viene lo mejor, tu lo niegas, lo justificas... si quieres venganza respondes mano a mano, puño a puño, arma con arma a tu pareja, a esa que cuando lo mirabas sonreías sólo porque lo encontrabas lo más bello del mundo, a esa pareja que cuando te avisaba que llegaba sentías mariposas en el estomago y te ponías ansiosa de verlo porque sabías que acariciaría tu pelo y tu acariciarías su mejilla. Esa misma pareja que en vez de tirarte un zapato, te tiraba un beso a lo lejos. Esa misma pareja que en vez de pegarte un puñete te daba un beso en la boca, esa misma que en vez de decirte "maraca re culiada" después del puñete, te decía "te amo mi amor". 
Algunas al leer esto quizás respiren aliviadas de que a ellas jamás le ha llegado un puñete o un golpe por parte de su pareja, pero la agresión no sólo es física. 
Los insultos, el desprecio, el no valorar los esfuerzos del otro, el convencer a tu pareja de hacer algo que realmente no quiere o viceversa, son muestras de agresión. La manipulación, es la columna vertebral de la violencia en la pareja, es con lo que el patriarcado soldó la cadena que te ata de manos y pies. Pero ¿Qué importa? Total, quien te quiere te aporrea


El amor, es lo más difícil de vencer, porque es tan irracional como pasar de la risa al llanto. Todas han sufrido por amor, muchas terminan deshechas después de sus relaciones. El amor ¿realmente tiene que ser así, lleno de sufrimiento, lleno de violencia? 
El amor libre, ese mal entendido por los ilusos, por los machistas que relacionan el amor libre con la prostitución (el oficio -tan respetable como todos- para insultar a la mujer), ese que cuesta comprender porque no encaja en la cultura machista-patriarcal. 
El amor libre están bello, que no existen palabras para describirlo. La descripción más simple es ese que se elige, sin condiciones, sin presiones, porque se elige por AMOR. Es ese amor que no te ata, que no tiene una cadena, en donde las parejas deciden sus propias reglas sobre la monogamia, es esa que no te obliga estar constantemente con tu pareja con el argumento de que "es tu pareja", al contrario, es ese amor donde pasas el tiempo con tu pareja por que te gusta su compañía, sus besos, su voz, su sexo y el que no te reclama ni te agrede porque quieres tener tu tiempo con el resto del mundo. Es ese amor que comprende:

Tu mundo, su mundo, y el mundo juntos. 

No es un príncipe azul, ni rojo, ni morado, es un compañero. Porque a pesar de que te llenaron la cabeza con príncipes y princesas, y que la sociedad sigue imponiendo esta dinámica, y nosotras muchas veces seguimos creyéndolo en la gran mayoría de las oportunidades, existe esta nueva opción. 
La pregunta es: ¿y existen personas así? 
La verdad, es que no tengo idea, la búsqueda es intensa, así como la felicidad. Que una mujer sea más decidida frente un hombre -más que con una mujer- es más doloroso. Muchos te dirán que están de acuerdo, pero en la práctica verás que no es tan así. El "no aguanto tus celos", el "no me digas garabatos, y no hablaré contigo hasta que aprendas a conversar", el "si quieres salir hazlo, eres libre para hacerlo", el "Saldré con mis amigos hoy, son libre para hacerlo", el "no eres mi príncipe azul, tampoco mi media naranja, ni el amor de mi vida, eres mi pololo y te amo por eso", entre otras, te causaran muchos problemas, quizás el termino de tus relaciones, pero cuando encuentres una persona que te respete por lo que eres y que acepte (no que tolere) quien eres, y que eres libre y ama de ti misma, la felicidad de amar será mucho mejor a las relaciones patriarcales que existen hoy. 

Suerte&Fortaleza! 
Jerónima Monroe

miércoles, 4 de junio de 2014

Señoritas

Mujeres, somos juzgadas por nacer, por crecer, por romper, por seguir. Por defendernos, por ser agredidas, por abortar, por dar vida, por reír a carcajadas, por soñar, por corromper lo sano.
Nos sitúan en una delgada linea de la moral, tan delgada y endeble como una cuerda floja, que debes recorrer con los ojos vendados, y si tambaleas mueres azotada sobre el suelo duro de críticas sociales.

Ser señorita. Sentarte de piernas cruzadas, ser coqueta, no tirar el poto a la "chuña", valorar la virginidad, desear ser madre y amar a cada niño que pase por tu vista. Amar los colores rosas, no decir garabatos, no embriagarte, no enamorarte mil veces si quieres, no pagar por sexo y no cobrar por él. Tenemos que ser señoritas. 
Si no eres señorita, te quedas sola. Pasas a ser parte de las "muchachas para el rato". Te recriminan, te haces infeliz, porque te caes de la cuerda floja, te sales de la delgada linea de la moral, pero de la moral patriarcal, que sólo quiere dominarnos. 

¿Cuántas veces, cuánto tiempo gastamos en pensar este concepto de "señorita"? ¿Cuánta energía gastamos intentamos ser estas damiselas infelices y falsas que nos obligan a ser para ser aceptadas? 
Yo prefiero suicidarme socialmente. 
Morir socialmente para mi es sinónimo de libertad social. Soy feliz siendo una muerta social. 
Desnudarte ante la sociedad para no cargar con ese pesado y fuerte corsé llamado "señorita" es revolucionar y violentar una sociedad. Ser feminista es violentar a esta sociedad, porque dejas de ser lo que te piden ser, porque te bajas de la cuerda floja y caminas sin ni una linea social que interrumpa el camino que tu quieres tomar. 
Tiramos el poto a la chuña, porque nadie nos ata, porque somos transparentes, porque no queremos cambiar, sino que queremos ser aceptadas, tal y como somos, y aun así, respetamos nuestro cuerpo, porque sólo nosotras decidimos quien lo toca, porque nosotras decidimos qué métodos usar para cuidarlo. Nos dicen infieles y que por eso no nos respetamos, pero cuando ellos son infieles se les levanta un monumento de moral para fortalecer su ego, mientras a nosotras nos incendian con su palabras de desapruebo. Pero, ¿qué importa realmente? nos llaman putas, zorras, regaladas, golfas. Somos humanas, pero sin la hipocresía de ser alguien que no somos. No somos señoritas, no queremos ser señoritas. 

miércoles, 5 de febrero de 2014

La Revolución de la Cabeza

Para aquellas mujeres que nacimos encarceladas tras enormes barrotes impuestos por el patriarcado y el machismo -digo para aquellas, porque no todas tuvimos la fortuna de ser feministas de cuna-, el despertar hacia la emancipación del género, y por lo tanto, de romper estos barrotes que nos encierran y nos limitan por el simple hecho de ser mujeres, es considerado toda una revolución. 
"Revolución de la Cabeza" 
Autora: Jerónima Monroe
Para aquellas personas, sean hombres o mujeres que aun no han logrado esto, es importante mencionar que la revolución de un hombre es muy diferente a la de la mujer. El hombre nace con las facilidades de hacer una revolución social, de ser líder, puede ocupar cualquier esfera de poder y ser respetado en el "espacio público" como diría la gran geografa Ana Sabaté, sin el menor problema. En cambio, las mujeres hoy en día seguimos luchando para que nuestra presencia sea equitativa, sea representada y sea valida en todos las espacios de la vida cotidiana. 

Es por esto que como mujeres, nos vemos obligadas a cumplir ciertas revoluciones para poder integrar los espacios públicos sin temor y con el respeto que nos merecemos. Tenemos que "revolucionarnos" nosotras mismas para tener un poder legítimo, incluso dentro de nuestro cuerpo, para defender nuestros derechos reproductivos, para resguardar nuestros derechos de familia o simplemente, para poder tener una vida sin tapujos. 
La primera revolución que debemos efectuar es la Revolución de la Cabeza como me gusta llamarla.
Anécdota
Cuando era pequeña, jamás entendí porque no se me permitía opinar de ciertas cosas, me enojaba cuando mi opinión no era tomada en cuenta, me enojaba cuando mis compañeros se molestaban porque opinaba más que ellos en clases. Odiaba escuchar que trataran a mis compañeras o chicas de mi edad de "maracas" o fáciles por tener un deslís con muchachos en una fiesta mientras ellos se cachetoneaban de que habían logrado un record de cinco (5) muchachas en la misma fiesta... pero más me enfurecía (cuando estaba en la universidad) escuchar a profesores decir "con esos ojasos llegarás lejos". O sea, ¿puedo escribir estupideces pero por tener ojos claros puedo llegar lejos? Para mi esta situación era una atrocidad sin argumentos.

Muchas mujeres pasan por lo que he pasado yo, muchas nos hemos cuestionado esta situación pero muy pocas gritan a viva voz que realmente les molesta, y esto es porque al mencionarlo eres tachada de un momento a otro de feminista, y para las mujeres que no conocen el concepto y están impregnadas de "patriarcalismo" lo femenino siempre es sucio o malo. A veces, es mucho más fácil seguir viviendo con estas injusticias y no ser discriminadas por ello a ponerse a reclamar por estas situaciones y recibir todo el rechazo social que esto conlleva. 
La Revolución de la Cabeza es darte cuenta de que te encuentras en una situación de injusticia, que no deseas seguir viviendo así, observar con lentes violeta como menciona Nuria Varela en su texto "Feminismo para principiantes". Lentes que sirven sólo cuando despiertas y te das cuenta en lo que estamos sumergidas como mujeres. 
Este paso, es el más complejo, el más difícil de dar, el más doloroso incluso. Doloroso porque te das cuenta de que en realidad nadie puede darte una buena razón para estar más abajo de la pirámide social, doloroso porque te das cuenta que si quieres hacer cosas y eso "mancha tu reputación", no existe un mejor argumento que el "es porque eres mujer y punto". 
Pero tranquila, una vez que despiertas, una vez que te enojas, una vez que logras secar esas ácidas lagrimas que salen de tus ojos y relajar la mandíbula, estarás lista para el siguiente paso. 
Sin embargo, es importante mencionar, que muchas mujeres logran pasar esta etapa pero no del todo... Muchas deciden no llamarse Feministas. ¿Para qué llamarse feminista si estás tomando en cuenta tus derechos? Pues bien, cuando te haces llamar feminista, tomas una postura conforme a tu situación como mujer, y que todo lo personal que te pasa es político (lo personal es político). Por ende, al ser político, ni un movimiento político ni social se tomará en serio tus demandas porque son miradas como algo menor. 
Una vez que revoluciones tu cabeza y observes esos barrotes tan dolorosos que te encierran te darás cuenta, que no existe nada mejor que vivir en libertad. 


viernes, 31 de enero de 2014

Cuento de la Mujer

Existía en una tierra lejana y muy prehistórica muchos "conceptos", palabras sueltas con un significado que no pueden entenderse sin otra al lado. Deambulaban, corrían, conocían más conceptos para no sentirse solos o sin significado...
Un día, un concepto llamado Patriarcado conoció a una concepto llamada Mujer. Patriarcado, era grande, con una gran sonrisa que al momento de hablarte te hacía sentir a gusto con lo que eras; te mostraba las cosas sencillas, y cada vez que veía un defecto o debilidad en ti, hacía que por medio de dulces palabras y un tono de voz tan tierno lograras creer que en realidad, no era tu deber hacerlo, que tu vida debía ser como el de una reina dentro de un castillo, sin mayores preocupaciones que las de "supervisar" su reinado mientras él se encargaba de todo.
Foto tomada en EXPOMUJER 2010. Autora desconocida.
Por otro lado, Mujer era trabajadora, era muy amiga de División del Trabajo, por lo cual no era de las que sentía vergüenza por su labor y su cargo desempañada en la tribu de conceptos. Tenía la belleza típica de su grupo de conceptos, le gustaba reírse fuerte y, como no tenía preocupaciones, salía donde quería y hacía lo que quería.
Un día, Mujer y División del Trabajo conversaban a la orilla de un río. División del Trabajo le contaba que la hermana de Mujer, Femenino, había escuchado un rumor sobre un concepto que haría estragos, que derrumbaría su tribu y que lo seduciría tanto que todo lo que conocían hasta ahora cambiaría.
-¿Quién ese concepto? Nadie tiene el poder de hacer eso - dijo Mujer muy extrañada del rumor y de ese concepto.
-Se llama Moral... Dicen que seduce a todos, que es amiga de todos, que una vez que se hace tu amiga, ella cambia tu personalidad. !DICEN QUE TE ROBA LA ESENCIA!- Decía División del Trabajo con un dejo de susto en su voz- Además, dicen que tiene un hijo que es aun peor... le dicen Machismo y que una vez conoció a alguien llamado Mujer, y que la maltrató y la encerró en su cueva y jamás se volvió a saber de ella... Tú deberías ser la más asustada con este rumor, más que mal la victima tenia tu nombre...
Mujer caminó pensativa.

Patriarcado, después de un tiempo de salir con Mujer le pidió matrimonio. Se casaron y se fueron a vivir junto a su propia cueva. Sin embargo, ella se dio cuenta que muchas cosas habían cambiado. Le contó cosas y le dijo que había cosas que se veían muy mal en ella, que era mejor no hacer. Le habló mal de su hermana, Femenino, le dijo que era mala y que en realidad, la aborrecía y que si ella seguía aceptándola en la casa, él se iría para siempre y la dejaría en la calle porque nadie querría a alguien como ella. En un abrir y cerrar de ojo, Mujer, se dejó influenciar...
Un día, Patriarcado le dijo a su esposa que preparara la casa y la pusiera linda, que llegaría su madre y su hermano para conocerla y que debía dar una buena impresión "y a fin de cuentas, asear la casa no es la gran cosa, si pudieras trabajar me entenderías".
Mujer aseó la casa, cocinó y adornó. Estaba exhausta, pero aun así había comenzado a desvalorar su trabajo y pensaba "no importa, de todos modos no es tanto, es solo el aseo del hogar".
Cuando tocaron la puerta, Mujer casi murió de la impresión. Ahí estaban, parados frente a su puerta y con una sonrisa maliciosa en su cara. El rumor que División del Trabajo le había contado estaba ahí frente a su puerta: Moral, la madre de Patriarcado y Machismo, su hermano.
Lamentablemente, ellos no sólo se quedaron a cenar, sino que también a vivir. Tal y como había dicho su amigo, Mujer había cambiado, la dejaron prisionera en la cocina como una simple esclava, pero esclava de su libertad mental, desistió de sus pensamientos de libertad, de su autonomía y no se entendía sin Patriarcado al lado... incluso, sin su hermano Machismo.
Machismo, abusaba de ella, la violaba sexualmente y cuando acababa le decía que era una prostituta, que por su culpa él actuaba así, que ella lo provocaba. Mujer lloraba y dentro de si pensaba que era verdad, que por su culpa y su forma de vestir provocaba a Machismo para que la usara a su voluntad.
Un día, dentro de su prisión escuchó voces a través de la muralla de losa, justo donde se encontraba la asadera. Rompió y generó un pequeño agujero por donde mirar. Una vez que se acabaron las voces, llamó a la chica agredida... se dio cuenta que era su hermana, se había casado con Machismo.
Ambas se dieron cuenta que esto no podía seguir así, a lo que a la noche acordaron romper la prisión a la que estaban sujetas y salir a la calle. Habían contactado con un nuevo concepto llegado a la tribu, se llamaba Feminismo. Cómo Moral, Machismo y Patriarcado habían conquistado la tribu, ya habían creado una atmósfera incomoda ante Feminismo, y la apodaban como "hembrista", "Putera" entre otras.. pero ella jamás bajó las manos y seguía firme en su postura y alejada de aquellos que habían transformado millones de tribus en comunidades jerárquicas con muchas esferas de poder.
Mujer, Femenino y Feminismo decidieron revelarse. Femenino lo logró, se zafó de las garras de su esposo Machista e hizo que su nombre lo tomaran muchos conceptos más que se sentían atacados ante la presencia de Moral, Patriarcado y principalmente Machismo. Feminismo, siempre permaneció igual, libre e insumisa ante la presencia de estos extranjeros que llegaron a conquistarlos.
Sin embargo, Mujer sólo lo intentó. Se casó con el concepto más complejo de todos, con uno que logró entrar en la cultura de su tribu, pero además, la consumió y la cambió a ella. División del Trabajo intentaba ayudarla, pero no lo logró, Femenino ya era una extraña para ella y Feminismo era incluso un concepto al cual jamás hubiese deseado conocer. Cada vez que ella intentaba revelarse, Patriarcado la golpeaba y suplicaba por su vida.
Un día, Patriarcado llegó a la casa con Machismo... miraron con repulsión a Mujer y comenzaron a susurrar cosas, parecía que planeaban algo, pero ella no podía hacer nada, seguía encerrada en la cocina, en esa prisión de loza y cerámica, radiante como un espejo y que en realidad, simbolizaba la represión que estaba viviendo.
De un momento a otro, tocan la puerta. Mujer se acercó a los barrotes que la encerraban y miró... era un hombre, gigante con cara despiadada, le decían Femicidio. Miraba con desprecio a Mujer, le escupía y gozaba con su cara de susto. Patriarcado y Machismo abrieron la celda, la sacaron, bajaron sus pantis y violaron y golpearon hasta que Femicidio grito con una fuerte voz "PAAAAAREEEEN!!! ella es mía" y esbozó una leve sonrisa maquiavelica en su rostro.
Ahí, sola y adolorida, murió Mujer.

A pesar de la muerte de Mujer, Femenino y Feminismo ya habían esparcido el germen de la dignidad todos los conceptos, División del Trabajo hizo lo suyo tratando de eliminar a Moral de todos los aspectos de su trabajo. Además, se sumó Género a la tribu, lo cual contribuyó a que la sociedad dejara de ser tan injusta como era. Finalmente, Feminismo exilió a Patriarcado y Machismo de la tribu, y todos fueron felices para siempre.